De viaje con mi diario

Querido Diario:

Buenas noches, aquí estoy contigo y seguimos de viaje, ya sé que eres muy cómodo, pero aprender, escuchar y dejarte leer, no te viene mal, ya que gracias a muchos diarios como tú, hoy por hoy podemos saber algo más de nuestro mundo, y tú ya formas parte de mi humilde historia.
Ahora seguiré contando nuestro viaje.

... Seguíamos allí, contemplando aquella maravilla, sintiéndonos insignificantes delante de aquella reina de piedra coronada para ser envidiada y rodeada de un hermoso manto de hierba fresca de un color verde intenso, íbamos caminando alrededor de su perímetro y entrando y saliendo por sus puertas para no perder ningún detalle. Caminando, caminando, llegamos a un paseo precioso, rodeado de grandes árboles y unos bonitos bancos de madera para poder descansar. En aquél silencio tan apacible, sólo lo rompía el sonido del agua, venía del río, el Río Adeje, dónde nos dimos cuenta que le servía de espejo a la reina de piedra que reflejaba su hermosura.

... Después de estar allí bastante tiempo, se nos hizo la hora de comer, y fuímos a un restaurante que también reflejaba la historia de esta ciudad, parecía un palacete, perfectamente conservado, la entrada con muros de piedra y unas ruedas de carro adornaban su interior, una vez dentro, una decoración impresionante, tapices en las paredes con motivos medievales, armaduras en sus esquinas donde las luces de las lámparas que adornaban las mesas, brillaban en los cascos reproduciendo una luz tenúe como si fueran cándiles, y creeme que parecía como si hubiéramos traspasado la puerta del tiempo, estábamos sin palabras, raro en nosotros, pero así era.

... La comida exquisita, la atención inmejorable, y la tranquilidad que se respiraba allí dentro indescriptible.

... Hicimos una pausa y nos dirigimos al hotel, una ducha, una siesta y preparados para seguir nuestro caminar.

... Al caer la tarde, volvimos a pasear, ya por dentro de la ciudad, las calles estrechas con las casas a ambos lados, de piedra, pocos coches, afortunadamente, y según íbamos andando le dimos alas a nuestra imaginación, sólo se oían nuestros pasos, pero parecia como si el galopar de los caballos, montados por jinetes con pesadas armaduras, pasaran a nuestro lado, todo eran preguntas sin respuestas, ¿qué nos dirían aquellos muros y aquellas calles si pudieran hablar?, estábamos andando sobre los pasos de aquellos caballeros medievales, altaneros y orgullosos, siempre a lomos de sus equinos, conquistando y a la vez enseñando, porque de todas las culturas se aprende, y cerrando los ojos sólo un momento paticipamos en un fotograma de la historia.

... Realmente no se puede describir las sensaciones que transmite tanta historia, aquellas calles, los palacios, las iglesias, donde la alegría, el sufrimiento y la supervivencia van unidas, las culturas, los esfuerzos y sobre todo el esplendor que ha dejado para poderlo contemplar en nuestro siglo.

... Llegó el domingo y era nuestra marcha a casa, con una gran pena, pero querido diario pasamos un grandioso fin de semana, lleno de emociones y nos dejó tanta huella esta ciudad, que naturalmente volvimos de nuevo.

Ahora ya es hora de irse a dormir, te dejo descansar y asimilar tanta historia, mañana te veré.
Un beso para todos mis amigos, para mi NAUFRAGO y para tí también.
Os quiero, María.

No hay comentarios: